Las altas temperaturas fueron un escollo, aunque no alcanzaron para frenar la pasión por el Dakar. Los más de 40° que marcaban los termómetros a las 14, hora prevista para la llegada de los primeros vehículos a la zona del vivac, hicieron que la gente vaya llegando de a poco al hipódromo. Los que se animaron a desafiar al calor y arribaron temprano, estuvieron bien cuidados. Once personas de la Cruz Roja patrullaron el predio del circo hípico y toda la zona de influencia.
“Por suerte, a pesar del calor, no hubo mayores problemas. Realizamos muchas tareas de prevención, especialmente con los chicos. Les aconsejamos que no se expongan tanto al sol. A los padres de los niños les pedimos que tengan a sus hijos con gorras o sombreros. En general, a toda la gente, le decimos que se hidraten mucho. La insolación y la deshidratación son muy duras”, explicó Johana Morales (21 años), quién se encontraba acompañada por Alejandro Moreno (29).
Mientras el público disfrutaba de la llegada de las máquinas, ellos estaban listos para brindar su atención a los que la necesitaban. “Nuestra labor es asistir a las personas para sufren trastornos físicos. Tenemos que brindarles los primeros auxilios, hasta que lleguen los médicos y diagnostiquen con mayor profundidad cada caso”, contó Moreno, que estaba haciendo su debut en un evento multitudinario. “Junto con Johana realizamos el curso de primeros auxilios en diciembre. Estamos tranquilos y preparados para ayudar a la gente”, agregó.
“Muchas veces el público es un poco imprudente. Se sube a los alambrados y quiere ingresar a zonas que se encuentran valladas. A esa gente también le pedimos que no lo haga. Siempre es más importante prevenir, que curar”, señaló Johana, que estudia para ser maestra jardinera.
La mayoría de los que desafieron la tórrida siesta tucumana pasaron por el village, ubicado al frente del hipódromo. Allí se deleitaron con la exposición de autos antiguos, tunning y motos de colección. Los más chicos disfrutaron de los inflables, las camas elásticas y de las fotografías que se tomaron con trajes antiguos con el fondo de la Casa Histórica. “El Dakar no es solo de los ‘fierreros’. También está para la gente como yo, que no soy un apasionado por los autos, pero que aprovecho esta ocasión para traer a mis hijos a que disfruten de un espectáculo de primer nivel y gratuito. Es algo muy lindo y que con suerte lo podemos ver una sola vez en el año. El esfuerzo de soportar el calor vale la pena”, dijo Cristian Ovejero.
Camiones, autos, motos y cuatriciclos, a los que se le agregó el color de algunos espectáculos, fueron un imán que atrajo a los tucumanos al vivac. El sol pegó fuerte, aunque esta vez la pasión pudo mucho más.